Un mundo de criticas y mas cosas, por C.B.

viernes, 17 de marzo de 2017

REVIEW: LA BELLA Y LA BESTIA

UN REMAKE INNECESARIO

Disney ha llevado al formato de acción real uno de sus -y tal vez más queridos- clásicos animados: La Bella y la Bestia. La ambiciosa labor fue encargada al director Bill Condon, encargado de películas como Dreamgirls y Crepúsculo y encabezada por la reconocida actriz Emma Watson en el papel de Bella, acompañada de grandes nombres como Ian McKellen como el reloj Din Don, Emma Thompson como la Señora Potts y Ewan McGregor como el candelabro Lumière. Hasta aquí parece una buena fórmula; Disney + un director promedio + una actriz ideal + un diverso casting. Sin embargo, el desarrollo de la película empieza a tener problemas justamente desde la elección de su director. 

Bill Condon está obsesionado con el formato teatral y la Bella y la Bestia tiene su primer gran debacle. Si bien la película animada (como la mayoría de películas de Disney) es en formato musical, la forma en que su historia es contada cumple con su propósito: ser una película animada. La versión real ha quedado tan acartonada, digitalizada y milimétricamente actuada, que pierde parte de la emoción que se hubiese esperado. Empezando con las locaciones, ¿que acaso no hay lugares reales en el mundo con paisajes mágicos de ensueño? El abuso de escenas computarizadas y el montaje tan teatral de lugares como el pueblo, el castillo y hasta los caminos rurales, le restan muchos puntos a esta versión. Lo curioso es el porqué decidieron ser austeros con escenas en exteriores que hubiesen quedado perfectas en cualquier bosque y castillos Suizos o del Reino Unido, es decir, gran indicativo del mayor problema de Condon como director; no sabe utilizar exteriores. Disney perdió una gran oportunidad de (en palabras de Damien Chazelle) copiar hacerle un "homenaje" a la clásica escena de The Sound of Music cuando su protagonista corre y baila desde una colina con el viento a su favor, al contrario decidieron poner a Watson en una no muy creíble pantalla verde. Todo un despropósito. La magia del cine real es hacer lo que en Broadway no se puede y Bill Condon se hizo el de la vista gorda al respecto.


En segundo lugar, si algo encantó de la Bella y la Bestia de 1991 fue el uso vívido de color. No se trata de copiar la película animada en cada detalle, pero si ser cuidadoso con aquellos apartados que la volvieron un clásico instantáneo. La versión real tuvo serios problemas de iluminación y fotografía, quizás en su afán de hacerla en formato 3D sacrificaron demasiado el uso de color. Los interiores y (falsos) exteriores del castillo quedaron demasiado oscuros. Varios asistentes a las funciones en 3D han expresado su descontento respecto a ese asunto. Incluso en la versión digital se notan ciertos problemas al respecto. El clímax comparativo de este apartado se observa en la famosa y más icónica escena de toda la película cuando Bella y Bestia bailan al ritmo de "Beauty and the Beast". En 1991 la crítica aplaudió con euforia la majestuosa técnica animada con la que esta escena fue desarrollada, en la versión real la escena es simplemente bonita y nada más. Sin embargo el shock sentimental que inunda a la audiencia durante esta escena deja sin fundamento cualquier crítica que se intente hacer. Haya sido intencional o no el tema de fotografía, se debe destacar la recreación de otra muy famosa escena, "Be Our Guest" donde los personajes encantados del castillo invitan a cenar a Bella y que explota toda la magia de un — ahora si justificado — uso eficiente de CGI.


El apartado más crítico está en las actuaciones. Es evidente que Emma Watson estudió al detalle el personaje de Bella, y ciertamente su elección fue idealmente casi que perfecta.  Sin embargo, en películas donde se interpreta a un personaje previamente existente, hay una delgada línea entre actuar y copiar al carbón y aquí es donde Watson tiene problemas. Se enfocó tanto en imitar al personaje de la versión animada ¡que se le olvidó actuar!, además de todo el rollo feminista que quisieron imprimirle a Bella que no aporta nada a la historia. Ni hablar del papel de la Bestia interpretado por el desconocido actor Dan Steves, con el que no se logra ningún tipo de conexión debido a que no hay un desarrollo ni explicación de las características de su personaje (¿sólo es malo porque se le murió la mamá?), sumado a una mala técnica de CGI. Es tal el punto de irrelevancia que genera La Bestia, que cuando Gastón (interpretado por Luke Evans) lo va a matar, la audiencia parece estar más sumergida en el conflicto Bella/Gastón y con la batalla dentro del castillo entre los objetos encantados y los habitantes del pueblo; que con la suerte que corra el remedo de animal que ha intentado por más de una hora y media ganarse la atención del público. Luke Evans (Gastón) paradójicamente termina siendo uno de los que sale bien librado con la interpretación de su personaje. Sobre los objetos animados que merodean el castillo siéndole fieles a la Bestia, es necesario decir que igual que en la versión animada; se roban todo el protagonismo. Y otra mención a destacar es la del actor Kevin Kline quien interpreta a Maurice, padre de Bella, que con una corta pero eficaz actuación le da una bofetada al resto del actores no animados de la película.


Un asunto que quedó sobre la mesa fue el escándalo que surgió por la inclusión de un personaje abiertamente gay en esta nueva versión de la Bella y la Bestia. Han pasado más de 12 horas desde que vi la película y me sigo preguntando ¿Cuál polémica gay? Personajes con sexualidad cuestionable como Le Fou (Josh Gad), fiel secuaz de Gastón; abundan en cuanta película se te ocurra nombrar desde tiempos inmemorables sin necesidad de explícitamente decir que es homosexual. De hecho, podrías cortar todas sus escenas y no te pierdes de absolutamente nada. Parece más bien un truco publicitario bastante barato para venderle morbo a una cinta que lo último que tiene es morbo.

Si bien la versión de acción real de La Bella y la Bestia cumple para todo aquel que le haya gustado la versión de 1991 y que ya sea por nostalgia o afecto entrañable, ignore la cantidad considerable de errores que presenta la película en sí, Disney tiene que replantearse la forma en que presenta a sus personajes de animación clásica en versiones reales, ya que resultan bastante planos. Aunque con Bella intentan inyectar la carga de mujer arriesgada, adelantada a su época y que no le tiene miedo a nada, la falta de un buen guión que respalde esas complejas intenciones deja un agridulce sabor.

VALE LA PENA IR A VER LA BELLA Y LA BESTIA? Si, siempre y cuando estés dispuesto a dejarte llevar por la nostalgia de 1991 e ignorar la película desde un ojo crítico. El trailer sigue generando piel de gallina cada vez que lo veo, es una lástima que la película completa no lo haga.

Calificación: 3.0/5.0

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